La vitamina C o acido ascórbico es un gran antioxidante. Se identificó por primera vez en 1925, cuando el bioquímico húngaro Albert Szent-Gyogyi, descubrió que el jugo de algunas plantas no se volvía de color marrón y que esto ocurría porque contenían vitamina C. Él consiguió aislar la sustancia responsable.

Para los cocineros, la forma más sencilla de evitar el oscurecimiento de algunos alimentos es añadir un poco de zumo de limón.
También se puede evitar este cambio de color sumergiendo los trozos del alimento en cuestión en agua fría ya que al no tener contacto con el aire se retrasa el proceso de oxidación.
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